Pimer aniversario vivienda para mujeres con adicciones
Hace un año, la Fundación Hay Salida puso en marcha el recurso residencial para mujeres con adicciones en situación de vulnerabilidad socioeconómica ya que muchas de nuestras pacientes necesitaban un sitio seguro desde donde poder realizar su tratamiento de una manera efectiva. Sus entornos sociales y familiares se convertían, en numerosas ocasiones, en un impedimento para una recuperación profunda y duradera.
En general, toda persona que sufre una adicción es enjuiciada por la sociedad, pero cuando las que lo padecen son mujeres, el deterioro social que se les adjudica es mayor, tanto desde lo social como por parte de las personas que las tratan desde las administraciones públicas (Moya, Duato y Cañete, 2006). En el año 2015 se realizó el primer estudio exploratorio sobre “Violencia de género y consumo de sustancias entre las mujeres en Europa y en la región mediterránea” (Benoit y Jauffret-Roustide, 2016) donde se encontraron los siguientes hallazgos principales:
- Una mayor prevalencia de violencia entre mujeres adictas que entre el resto de las mujeres de la población general
- Una mayor prevalencia de violencia entre las mujeres adictas que entre los hombres adictos
- Mayor uso de sustancias psicoactivas entre las personas que han experimentado violencia en su vida que entre las que no la han vivido
- Detección de violencia más generalizada y sistemática experimentada por las mujeres, particularmente entre ciertos grupos vulnerables (como prostitutas o mujeres embarazadas)
También se ha confirmado la asociación entre abuso sexual infantil y la asociación de problemas adictivos con o sin sustancia en un 80,5% de los casos. El desarrollo de adicciones tras esos episodios es más probable entre las mujeres que entre los varones abusados (Franco-Jaén, Rodríguez y Del Río, 2020). Todo este tipo de vivencias traumáticas dan lugar a una patología denominada Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) que está presente entre el 30-60% de las mujeres con adicciones (Najavits, Weiss, Shaw y Muenz, 1998). Cuando los traumas se acumulan en el tiempo y no se intervienen sobre ellos pueden generar reacciones psicológicas más graves y complejas y convertirse en factores de riesgo (Herman, 1992). Por ello, las mujeres con adicciones requieren intervenciones realizadas en entornos y condiciones física y emocionalmente seguras (Brentari et al., 2011). En la actualidad, este tipo de recursos terapéuticos específicos para mujeres son casi inexistente a lo largo de toda nuestra geografía.
Respecto a la asistencia a personas con adicciones, según el Informe Ejecutivo 2021 de UNAD (Unión Española de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente), las entidades que lo conformamos, atendimos a nivel nacional, a 38.313 personas, entre pacientes y familias. De este número de personas, el porcentaje de mujeres asciende al 20%. Las mujeres en tratamiento en nuestra institución oscilan entre el 20% y el 27%. Además, atenderemos en una primera consulta de evaluación a unas 50-100 personas al año que buscan información y acceso al tratamiento. Estimamos que el 20-24% serán mujeres.
A lo largo de este año, la vivienda ha estado ocupada por 7 pacientes que han utilizado el recurso por diferentes motivos y según la indicación terapéutica. Las pacientes que están en un estadio más avanzado del tratamiento ya tienen trabajo y se encuentran preparando su siguiente paso hacia una plena autonomía. Los efectos terapéuticos de realizar un proceso desde un lugar seguro se empiezan a notar a las pocas semanas. Todo el equipo profesional y de voluntarios son mujeres que están plenamente comprometidas con este proyecto tan necesario.
Cabe señalar que este proyecto ha obtenido el reconocimiento de la Fundación La Caixa con una ayuda económica en el primer año de la Convocatoria de Ayudas Sociales de la Comunidad de Madrid 2022. Todo el equipo de la Fundación Hay Salida y sus patronos queremos agradecer la ayuda desinteresada de todas las personas que nos ayudan a crecer en nuestra labor para poder llegar a más personas desfavorecidas.
Benoit, T. y Jauffret-Roustide, M. (2016). Improving the management of violence experienced by women who use psychoactive substances. Strasbourg: Council of Europe.
Brentari, C.; Hernández, B. y Tripodi, S. (2011). Attention to women drug users in Europe. En Simonelli, Alessandra, Pasquali, Caterina y De Palo, Francesca. (2014). Intimate partner violence and drug-addicted women: From explicative models to gender-oriented treatments. European journal of psychotraumatology, 5(1), 24496.
Franco-Jaén, S.; Rodríguez-Gonzáles, J. y Del Río, F. (2020). El abuso sexual infantil y la relación con el desarrollo de comportamientos adictivos: una revisión sistemática. Terapia Psicologíca (En línea), 38(3), 317-338.
Herman, J. (1992). Complex PTSD: A syndrome in survivors of prolonged and repeated trauma. Journal of traumatic stress, 5(3), 377-391.
Moya, J.; Duato, E. y Cañete, A. (2006). Una aproximación a los problemas de adicción y violencia de las mujeres a través de los profesionales. Portularia, 6(2), 151-163.
Najavits, L.; Weiss, R.; Shaw, S. y Muenz, L. (1998). “Seeking safety”: Outcome of a new cognitive‐behavioral psychotherapy for women with posttraumatic stress disorder and substance dependence. Journal of Traumatic Stress: Official Publication of The International Society for Traumatic Stress Studies, 11(3), 437-456.